Narración
Algo para
divertirse
(Narrador y dos personajes: Marcelo y
la abuela)
A la abuela le era más difícil pensar
con la bandeja de la cena en la mano,
por lo cual la dejó sobre la mesa de la
cocina. Entonces estuvo rato y rato dándole vueltas hasta que, ¡por fin!, se
le ocurrió algo ingenioso. Y, sin
dudarlo un momento, llevando a Marcelo casi a rastras le dijo:
-Ven, quiero enseñarte una cosa.
Y se encaminaron presurosos hacia
la bohardilla de la casa.
Luego de indicarle que era preciso abrir
bastante los ojos para no perderse nada,
le acercó el periscopio y, con una media sonrisa pícara dijo:
-Mira.
Y Marcelo miró.
Y lo que vio a través del mal
montado periscopio le hizo tanta gracia
que el también sonrió divertido. Observaba con asombro que algo que era realmente absurdo:
Posado en una rama, un cocodrilo piaba alegremente.
Un travieso pollito perseguía espantando a un gato, mientras un robusto hipopótamo daba saltitos alegremente. A lo lejos se
observaba una casita en la que un lobo estaba jugando a las cartas con tres cerditos.
-Oh…- comentó Marcelo, sospecho
que este periscopio no funciona bien, ¿crees que lo deberíamos arreglar?
-Eso depende de ti, dijo la abuela.
- A mí me gusta, me parece
divertido, además tú siempre dices que si algo es bueno y me gusta no tengo por
qué cambiarlo, dijo Marcelo.
-Está bien, pero no se lo cuentes
a mamá, será nuestro pequeño secreto. Prométeme
que sólo subirás a la bohardilla cuando este yo, dijo la abuela.
-¡Genial! Gracias abuela, eres la
mejor, dijo Marcelo.